Casualidades llenas de intenciones 

Si hay algo que he aprendido es que la vida está llena de bonitas casualidades. Casualidades en forma de personas y de hechos que nos hacen estar en un lugar o en otro. Durante mis 25 años de vida he vivido en muchos sitios (San Sebastián, Logroño, Punta cana, Montevideo, Gante y ahora Dublin) Y nunca sabes cuando te puedes topar con una de esas casualidades que te puede cambiar y marcar para siempre. No sabes dónde vas a encontrar un alma afín a la tuya, y ni siquiera puedes saber cuánto tiempo estará contigo, o si te romperan el corazón, o si encontraras al amor de tu vida...

 En el ultimo libro que me leía hay una reflexión que se me ha quedado grabada. Todos somos olas, olas que impactamos en la vida de los demás. Algunas olas solo dejan un breve rastro de su paso, que con el tiempo puede desaparecer, pero otras, otras nos impactan tan fuerte que nos pueden tumbar e incluso arrastrar con ellas. Yo he conocido a muchísimas personas que durante un largo periodo de tiempo fueron olas impactando con muchísima fuerza en mi vida, que me cambiaron y moldearon un poquito. Me enseñaron y yo espero haberles enseñado. Porque creo que la vida va de eso; Dé ir recogiendo todo lo bonito que se nos va ofreciendo en el camino y que nosotros vayamos dejando un poquito en cada sitio que nos detenemos. Y al final, llegar tan vacíos y tan llenos que todo haya merecido la pena. Independientemente si estamos acompañados por una multitud, una única persona o incluso solos. Que todo haya merecido la pena.

Yo soy un poquito de todas esas ciudades en las que he vivido, soy un poquito de todas las personas que he conocido, un poquito de las decepciones y las sorpresas que he tenido. Soy un poquito de mis miedos, e inseguridades y un poquito de mis saltos al vacío. De todas y cada una de las casualidades llenas de intenciones que me han traído donde estoy. 


Dublin, 20/06/2022

Todo es demasiado nuevo, demasiado lejos... demasiado sola.


Nosotros en la Luna, Pág. 472, Cap. 119

Tengo que confesar que el libro me está costando un poco... me veo tan reflejada en ellos, en sus miedos, sus dudas, su incertidumbre... se me remueve todo tanto. Y asusta, porque creo que este libro ha llegado a mi justo cuando más lo necesitaba, aunque revuelva. Y a veces tengo que parar, y respirar, porque es como si yo misma estuviera hablando. Y es doloroso cuando lo ves. Cuando parece que otra persona te lee y escupe sobre un papel cosas que tú no identificas y palabras que ni siquiera puedes articular. Cuesta ver el miedo. Ahí, en unas cuantas paginas. (12/05/22)

Y después lo he entendido. Capítulo 119, página 472 de Nosotros en la Luna. Esta era la razón, este era el aprendizaje. Esto era lo que de alguna u otra manera tenia que llegar a mí. Las palabras que necesitaba, que llegan de un desconocida, y en una historia que bien podría ser la mía pero que es completamente irreal. Y te das cuenta de que a veces un libro te puede cambiar la vida, un libro te puede ayudar a marcar el rumbo. Y sacudirte, sacudirte tan fuerte que por fin te muevas, y empieces, empieces a tomar las riendas y a vivir, a vivir tu vida de verdad. (15/05/2022)


Recuerda

En tus malos días recuerda estas sensaciones Marisel:

Una tarde de verano, el sol, un café con hielos, un paseo, un helado cualquiera, de un sabor curioso, o el mismo de siempre, la música... y el verde. El verde de los árboles de la hierba, las margaritas... el fresquito a la sombra, y el calentito al sol, la ducha fría después del calorcito y los churros calentitos después del frío . Recuerda un desayuno rico, acompañada, o sola. Tus libros, todas las historias. La lluvia, su sonido y su olor, olor a lluvia. Acurrucarte en la cama, una película, en casa, en el cine... la tranquilidad de mirar a tu hermana, a tus hermanos, la risa, la emoción de lo bueno que está por venir. Respirar profundo...

Recuerda que estás viva y que vives, que vives de verdad, con todo lo que ello conlleva.


12/07/2022

Hoy en mi trajín mañanero me he topado con una librería de segunda mano, de esas de las de antes, pequeñita, con magia, historia y con ¡Libros a 1€! Estaba vacía... enfrentada fachada con fachada con una librería enorme, donde todo es más nuevo, más brillante y más frío. Donde no hay que buscar porque todo está al al alcance de la mano.

Y mi ilusión se ha vuelto pena, porque perdemos estos sitios y no nos damos cuenta. Y cada vez que uno desaparece, perdemos historia de país e historias de vida, identidad.

Yo hoy me he llevado un libro que fue de otra persona, que ahora es mío pero mañana seguramente ya no.


Querida Señora Bird...

"Querida Señora Bird" me parece una historia entrañable. Una historia de admiración y que nos recuerda que los pequeños sucesos de cada día también son importantes. En un contexto de guerra, en el que Londres era asediado cada noche y la destrucción era cada vez mayor, son las historias pequeñitas y la preocupación (en este caso) de las mujeres de la época lo que inspira esta historia (dicho esto por la mismísima autora). Porque tan heroico como sobrevivir en el frente resultaba quedarse en casa, viendo marchar a los tuyos, sonriendo y animando cada día. Sosteniendo la esperanza a pesar de que todo se derrumba al rededor. Aquellas (y las de hoy también) son mujeres que admiro de verdad, teniendo en cuenta los acontecimientos actuales, ahora más que nunca, porque nunca se sabe si nos puede pasar y nunca se está listo para algo así. El libro es un grito a la esperanza (a pesar de no ser un camino de rosas) que nos invita a vivir, reír y tener sueños aún a riesgo de poder perderlo todo en un segundo. A no rendirse. Con querida señora Bird aprendí también que no son necesarios grandes actos de heroicidad, que en ocasiones simplemente escuchar atentamente sin juzgar ya es un acto de valor. Y la amistad, QUE IMPORTANTE LA AMISTAD. Que importante contar con ese hombro al que acudir cundo las cosas van mal, bien, o regular. Hay amor también, amor del que decepciona, amor del que impulsa y amor del que duele, que aparece discretamente pero que se vuelve tan significativo...!

Confieso que he llorado, he llorado de pena y he llorado de emoción. He sentido y cada pagina leída ha valido la pena.


Te echo de menos 

Echo de menos tus silencios. Echo de menos sentarme al lado tuyo y verte mirar el periódico. Echo de menos las palabras cruzadas contigo, tu admiración por cada pequeña cosa que hacia, tu orgullo por cada palabra que acertada en el crucigrama. Echo de menos todo tus años vividos que enseñaron y siguen enseñando tanto a los míos. Echo de menos verte ayudar a la Amoña, tu dedicación preparando las fresas, y lo feliz que te hacían esas pequeñas cosas. Te echo de menos en cada comida y en cada cena en la que tú sitio está vacío. Echo de menos tu camisa de la real, que daba suerte y que nos recordaba a los más rezagados que aquel día había partido. Echo de menos tus silbidos, tu azul mirada, tus chistes y tu simple presencia. Echo de menos haber llegado tarde ese día. Te echo de menos cada día... Aitona.


El lado bueno de las cosas 

De "El lado bueno de las cosas" aprendí que SI te puedes enamorar del caos de una persona, de sus tormentos y sus partes más oscuras. Porque el amor no se trata de ser perfectos, ni de intentar arreglar a la otra persona, mucho menos de cambiarla para que se ajuste a nuestras necesidades.

El amor es entender el caos que llevamos cada uno dentro, respetarlo, darse de la mano y recorrer el camino, con sus partes buenas y sus partes malas, juntos.

Porque "El mundo te romperá el corazón de todas las formas imaginables. Eso está garantizado y yo no puedo explicarlo, como tampoco la locura que llevó dentro ni la locura que llevan los demás. La vida nunca es justa pero debes afrontar los golpes y seguir adelante." (Fragmento El lado bueno de las cosas)


Todo lo que nunca fuimos 

"Todo lo que nunca fuimos" es más que una historia de amor romántico. Es una historia de amor familiar, amor propio, y sobre todo, amor a la vida. Es un viaje a través del duelo que provoca una perdida desgarradora. Un viaje para aceptar que a veces las cosas suceden de golpe. Que de nada vale planear todo una vida, cuando un tsunami (entiéndase la metáfora) puede arrasar con ella. Para aprender que no podemos vivir ajenos al dolor. Que hemos de convivir y crecer con él, porque es parte de la vida, y que tenemos que hacerlo apoyándonos en quienes nos quieren, pero sobre todo, en nosotros mismos, al fin y al cabo, es difícil ayudar a quien no quiere ser ayudado ¿verdad?.

También es una historia de auto conocimiento. Conocerse para escoger el camino que queremos seguir, las personas que queremos ser y sobre todo con quien queremos compartir todo ello. La aceptación de la identidad y de la llegada de un amor inesperado. Un amor que arrasa y rompe todos los esquemas, para después colorearlo todo, aunque sea solo durante efímeros instantes que quedaran grabados en nuestra memoria.


Gente normal 

Escribir sobre una relación que se extiende a lo largo del tiempo y con personajes tan complejos y tan llenos de matices como Marianne y Connell es difícil. "Gente normal" es una novela íntima, donde se muestran las luces y sombras y donde (sin llevarlo al extremos) nos podemos ver reflejados, porque quizás todos somos un poco así; personas que vamos por la vida sin saber bien lo que sentimos, huyendo de ello e incluso asustándonos de nosotros mismos, confundiendo el amor, el dolor, y el poder, enredándonos entre confusos sentimientos y relaciones, y creciendo sin saber muy bien lo que hacemos. Simplemente viviendo un día a la vez, buscando una constante que nos mantenga cuerdos y nos acerque un poquito más a la "felicidad". No terminé de entender los anhelos de los protagonistas, ni tengo nada claro tras 253 pág. Qué fue de ellos. Pero creo que esto es como la vida misma, donde por un pequeño instante nos convertimos partícipes de la vida de alguien y después ya nada... vacío.


No culpes al karma

EL KARMA EXISTE, sí señor, es algo que puedo asegurar. Puede que allí donde tu vivas lo llamen de otra manera, puede ser que algunos lo llamen cosechar lo que se siembra, pero créeme, hay algo en el universo que provoca que cada acción, cada pequeña cosa que hacemos, por muy insignificante que parezca, tenga también su consecuencia. Es obvio que esta consecuencia casi siempre será proporcional a lo que hayamos realizado, pero es tan difícil medir nuestros actos. ¿Cómo podría yo decirle a mí yo del pasado " ¡¡PARA!! ¡¡NO ACTUES ASI!! pasaran años, te arrepentirás y lloraras ¡¡NO SEAS IDIOTA!!"?. ¿Cuántas cosas nos ahorraríamos si pudiéramos hacer eso, si pudiéramos saber las consecuencias que tendrán nuestros actos?. Ojalá pudiéramos prever que hay cosas que van tomando su importancia con el tiempo, y que no valorarlas en cierto momento de nuestra vida, puede provocarnos un dolor inmenso con el cual tendremos que aprender a vivir...

¡PERO OYE! La vida es así, es equivocarse, arrepentirse, llorar, gritar, llorar de nuevo y poco a poco acabar con esas lagrimas para volver a sonreír y volver a empezar, y puede que volvernos a equivocar. Es lo divertido dicen. Lo aleatorio que es todo. Aleatoriedad que provoca que la mayoría de nosotros maduremos y que aunque las cosas no sean como queramos, tomemos mejores rumbos. Así que a partir de ahora NO CULPES AL KARMA, dale las gracias, porque puede que ese sea simplemente nuestro destino, que las cosas ocurran de la manera en la que están sucediendo. NO TE HUNDAS. Nada es nunca tan malo como creemos, y si lo es, solamente tenemos que aprender a vivir con ello.


Gaupasa

Noches de Gaupasa, noches en las que deberíamos dormir y todo está dispuesto para ello. La habitación es perfecta, la oscuridad y el silencio son totales... Pero no, hoy me resulta imposible dormir. Las horas en el reloj avanzan, pero mi cuerpo no quiere descansar. ¿Por qué será que cuando menos necesitamos estar activos nuestro cuerpo toma vida propia? No lo sé, y siendo realmente sinceros no me importa, porque sé que es algo que nunca podré saber, o quizás sí, y solo sea cuestión de preguntar.... Mientras tanto, mis noches sin dormir serán muchas, con la habitación caliente, total oscuridad y un silencio profundo....


A él 

Hoy me apetece escribirle a él. A él que ya no me quiere pero que no se va. A él, que no sale de mí aunque ya no lo quiera dentro. A él que ha sido para mí lo mejor, a él con quien he crecido, he cambiado y madurado. Escribirle a él, que se ha convertido en la persona que me ha hecho romper mis yo nunca y mis yo tal vez. A él que no sabe que le escribo y que le siento de esta manera. Porque sin motivos ni explicaciones el se ha convertido en alguien constante en mi vida. Y EL NO LO SABE. O tal vez sí. Sé que cuando me enamoro, pienso y siento. Y siento más, y al final, solo siento sin pensar arriesgándome a partirme por la mitad. A qué roben una parte de mí que luego quizás necesitaré. Pero no importa. Porque la tiene él y aunque se la haya llevado sin permiso, yo se la hubiese regalado todas las veces que me lo pidiera.

Le escribo a él. A la persona de la que me enamore tarde, cuando él ya no me quería. A el, a quien no valore cuando debía y di de lado...

 Te escribo a ti, porque sabes que te quiero, y que te voy a querer por mucho tiempo. Te escribo a ti aunque no me merezca quererte y ahora no merezcas que te quiera.


365.

Se acaba otro año...Si, efectivamente, otros 365 días han pasado. Que pronto se dice...Pero qué largos y cortos han sido. Sé que denominar algo como corto y largo en una frase es una reverenda estupidez, pero todo tiene su explicación. Puedo asegurar con firmeza que entre esos 365 días, se encuentran los días más largos y tristes que he experimentado en mucho tiempo. Días en los que parecía que perdía el rumbo y que iba a la deriva en mi propia vida. Días en los que llegue a pensar que no era yo quien tomaba las decisiones importantes...Días tan malos, que ni siquiera merecían el esfuerzo de levantarse de la cama. Conozco esa frase, aquella que afirma sin tambalear que " un día sin una sonrisa, es un día perdido". PERO NO ES ASÍ. Te lo puedo asegurar. Esos días tristes también son necesarios...y ningún instante de tu vida es un momento perdido. Hay que perder el miedo y esa necesidad tan extrema de una constante felicidad. Podemos permitirnos estar tristes...Ahora que escribo todo esto, y que miro las cosas desde la lejanía, me doy cuenta de que esos momentos tristes en mi vida eran y son necesarios. Pienso que estaba atravesando una época de luto. Luto por la pérdida de la infancia, por la hostia que nos pegamos cuando abandonamos de alguna manera nuestra burbuja de protección y nos damos cuenta de que el mundo no es un lugar tan idílico. Parece estúpido darte cuenta de esto cuando ya estás en la universidad, que es ilógico que no te des cuenta de que hay más mierda en el mundo de la crees. Pero no creo que sea cuestión de darte cuenta...Creo que es cuestión de madurar eso que ya conoces. De observarlo desde una perspectiva más adulta, que en la mayoría de casos, se consigue en esos momentos tristes de la vida. Así que en definitiva, no son días perdidos. Sin embargo, ha pasado todo tan rápido...

 Entre sonrisas, llantos, decepciones, y placeres un año entero ha transcurrido. Sin comerlo ni beberlo toca hacer balance otra vez. Toca aceptar que todos esas cosas que habíamos prometido hacer no han sucedido, toca volver a proponerse los mismos retos por Segundo, tercer, cuarto, quinto.... Año consecutivo. Y toca sin lugar a duda aceptarnos otra vez. Dar las gracias a los que queremos y nos quieren y prometernos tener más días tristes... Toca simple y llanamente vivir otros 365 en una MONTAÑA RUSA.


Sentimientos encontrados 

Desde hace un tiempo la expresión más usada de mi vocabulario es "sentimientos encontrados". Me he dado cuenta de que en muchas ocasiones soy incapaz de identificar a personas y sucesos con un único sentimiento. Siento que todo lo que me ocurre provoca dos sensaciones totalmente contrarias en mí.

Me ocurre a menudo cuando pienso en el amor... en las ganas y no ganas de enamorarme que se entrelazan en mi corazón, que me hacen ser a veces incoherente. Ahora mientras escribo, pienso que enamorarse se asemeja a la sensación que tienes al acercarte a un precipicio. Causa tanta adrenalina y da tanto miedo que eres incapaz de alejarte del borde aunque lo quieras. Y durante un ínfimo segundo piensas en el placer que provocaría lanzarse, y sentir esa libertad que el vacío promete. Pero luego te acuerdas de que todo precipicio tiene su fin y vuelves a la realidad porque sabes que puede que a ese golpe ya no sobrevivas. E intentas imitar esa sensación, intentas buscar esa adrenalina en otros lugares que no sean tan dañinos... Pero en el fondo sabes que no es igual... Y sientes tristeza por ser una persona más que se conforma, y que no se tira por el precipicio.

Pero está bien, porque puede que la próxima vez consigas un paracaídas que te ayude a volar.


Otra vez tu

Otra vez le escribo a él. A quién se empeña en romperme el corazón sin saberlo.

Te escribo a ti, a ti que parece que has perdido tu corazón y que quieres que yo pierda el mío. Te escribo a ti y me dirijo a ti porque tienes que saberlo. Tienes que saber que me dueles, que me dueles cada vez que me ignoras, me dueles cuando estas, y aun más cuando no. Me dueles cuando quieres sexo, y me dueles cuando no lo quieres. Me dueles porque te quiero y no sé dejar de hacerlo. Me dueles porque tú si puedes seguir a delante y yo no he podido. Porque te sigo buscando aun sabiendo que lo que encuentre me va a doler en el alma. Porque me encanta saberte feliz, y odio que sea con otra... Pero me dueles más cuando me mientes, cuando siento tu traición, cuando siento que todo este tiempo no ha sido real. "No me mientas nunca, no traiciones este amor tan grande, no lo ensucies..." te pedí, pero no has sido capaz... y hoy me dueles más que nunca. Me dueles porque hoy decido quitar los puntos suspensivos de nuestra relación y sustituirlos por un punto final. Hoy me has dolido como nunca.

Te libero a ti y me libero yo. Aunque me duelas por mucho tiempo, te libero, ya no quiero más... ya no lucho más por algo que no es mío. Dejo de pelear con ella, contigo y con mi corazón.

"te escribo para decirte que te libero de mi, vamos te "amputo" de mi, se feliz... "

Frida Kahlo


Ganas locas 

A veces me entran estas ganas locas de llamarte. De llamarte para nada. Para ver qué haces y contarte lo que me pasa. Son una ganas locas que hacen mella en todo mi cuerpo. Mi corazón late más rápido, las manos me hormiguean por llamarte, y mi mente forma ella misma las palabras, sin mi permiso...

Pero no pasa nada, y estas ganas locas como cualquier locura se acaban pasando, y vuelve todo a la normalidad. Mis manos ya no pican. Mi corazón se acelera porque por momentos aguanto mi respiración... y mi mente, mi loca mente, simplemente canta canciones...

¡Qué locura tan grande hubiera sido pensar en esta locura! 


Para mí 

Esta carta va para mí. Para cuando creo que todo es demasiado complicado Para cuando me cuesta encontrarme en un mundo tan grande y en una cabeza tan llena de pensamientos. Va para mí misma, para recordarme que aunque hay días malos, hay cosas por las que tengo que sentirme feliz. Para decirme que no puede resolver los problemas del mundo, pero que puedo hacer más por ayudar. Para decirme que no pasa nada por darme un capricho, que no debo sentirme una mala persona sí lo hago. Que puedo dudar, que no está mal enfadarme, que puedo no caerle bien a todo el mundo y que eso no me hace peor persona. Para decirme que está bien tener miedo, que no pasa nada si a veces me siento insegura, y para decirme que no siempre puedo ser fuerte.

Pero aunque todo ello no está mal, si está mal que te rechaces. Mirarte en el espejo y menospreciarte continuamente. Está mal avergonzarte de cómo y quién eres, porque tienes valores, eres integra y aprendes. Aprendes de tus errores, amas con locura, perdonas, y empatizas.

Deseo Marisel, que alguna vez aprendas a quererte de verdad  y no solo en los días en los que estás feliz. 


Locura 

A veces creo que estoy loca, loca por ti. Porque sentir esto cómo lo siento, vivirlo como lo vivo, y expresarlo cómo lo hago... ¡solo puede hacerlo alguien que esté loco! y a mi me llaman y me llamaste loca...

Ojalá tú también lo estuvieras, ojalá tu también fueras un loco. Podríamos cometer una perfecta locura juntos, y quizás, algún día, esto que hoy parece tan irracional podría ser una perfecta y cuerda realidad.

Ojala más personas amasen con locura, y no tuvieran miedo a ser llamados locos


Carta sin destinatario 

Te he escrito muchas veces. Todas pensando y dirigiéndome ti pero nunca siendo tú el destinatario. Hoy quería escribirte esta carta y dártela, aunque sé que no es posible, para hacerle honor a uno de los recuerdos más bonitos que tengo tuyos. Sé que parece un poco tonto que después de tanto tiempo y con los cambios que han sufrido nuestras vidas, tanto la tuya como la mía, querer esto. Simplemente te quería decir que 9 años después sigo amándote con locura, no quizás como se aman dos personas que están juntas, porque si fuera así créeme que no lo soportaría, pero si con un sentimiento extraño y mucho más incondicional, que me une a ti y que todo este tiempo me ha hecho y me hace volver. Me has hecho experimentar y sentir muchas cosas, desde muy buenas hasta muy malas. Muchas primeras veces, muchos errores y muchos aciertos. Te agradezco todo lo que hemos vivido, pero no deja de apenarme el hecho de saber que nunca más será como yo quisiera... algo nuestro de verdad, y no está neblina que tenemos ahora, donde nunca soy capaz de saber lo que sientes, y sentirme lo suficientemente satisfecha...

Sin embargo un día te dije que eras una constante en mi vida, y hoy me reitero. No sé hasta cuando sentiré mariposas por ti, no sé si será para siempre o hasta dentro de un mes, pero lo que si sé, es que pase lo que pase estaré aquí. Para lo que necesites y cuando me necesites.


República Dominicana 

Para muchos República Dominicana es playas de arena blanca, piña coladas y mucha fiesta. Para mi República Dominicana es familia, es un una tiendita donde se vende de todo -Colmado-, es un pueblito dividido por una carretera donde todos somos primos, hermanos, tíos... es un ron mezclado con zumo de naranja y compartido con personas que quiero muchísimo. Es bachata, es merengue, es salsa. Es gente que baila y bebe una cervecita a todas horas. Es gente que me acoge y me sonríe cada vez que vengo. Es también gente trabajadora que se despierta con el sol y se van a la cama mucho después de que este se haya ido. Es el mejor café del mundo. Es arroz con pollo, es locrio, es sancocho. Es también el caos de lo motores, la música en cada uno de los rincones, los coqueros, los "aguacateros"...

Para mi República Dominica es mucho más que una isla en el Caribe. Para mi República Dominicana es hogar y origen. 


Día 2 

Son curiosas las cosas del amor. Y es curioso que ahora, a las 2:14 de la madrugada, dé un domingo en cuarentena, durante una pandemia mundial sea esto lo que me preocupe y me llegue a la mente. Parece que el mundo se acaba, que nos queda poco para perder la cordura, pero sin embargo seguimos rompiendo corazones, amando con locura y haciendo el amor cuando podemos... esto me sugiere una sola cosa: al final, cuando todo se desmorone, lo único que nos quedará será el amor. El amor de nuestra familia, el amor apasionado de nuestra pareja, el amor a nuestros amigos, e incluso el amor no correspondido. El amor en cualquiera de sus formas, y en cualquiera de las personas que nos rodean... y por si todavía quedaba alguna duda ¡te quiero!


Día 3 

Que ha nadie le sorprenda si hablo mucho o poco del amor... tengo 22 años, en realidad, ¿Qué sabré yo de todo esto?. Que sabré yo de un corazón roto... de los incontrolables e imparables síntomas del amor más loco y descabellado del mundo... de la desesperación de no sentirse querido o el desbordamiento de sensaciones incansables... que sabré de las largas charlas en las que se busca consuelo... de la necesidad urgente de alguien que te quiera desesperadamente... de las ganas de estabilidad... y las ganas de discordia en la cama... y en la cocina...

Tengo 22, que sabré yo, si todavía me queda una vida por vivir.


Día 4 

Lo que hace la cuarentena... la valentía que nos da... yo he abierto el cajón de los recuerdos y de ahí, un pequeño mago ha saltado... en esperas de que me dé algún truco he desempolvado nuestra conversación. No se si servirá de algo, pero después de tanto tiempo y durante lo que parece casi el fin del mundo, no está mal ser valientes y tirarnos al vacío, al fin y al cabo, dos años de silencio no son nada comparados con las dos semanas de encierro que nos vienen por delante.


Me he perdido con los días 

Esta es una situación que nunca antes habíamos vivido, y ni esperaba por asomo vivir A veces, se hace complicado, y no precisamente por el hecho de quedarme en casa. Es por el miedo y la tensión que experimentamos por no saber lo que viene, la maldita incertidumbre. Es la gente que está muriendo. Es la exposición de mis abuelos y familiares, y el miedo a que se enfermen. Es la falta de recursos, ser consciente del cansancio de los sanitarios... Son muchas cosas, y obviamente tengo miedo de estar viviendo esto en un país que no es el mío... y sola.


He visto...

He visto lo que somos. He subido al cielo y lo he visto. He visto que somos una milésima parte del mundo y he visto nuestro intento por conquistarlo. He visto que aun sin merecerlo intentamos llegar al cielo, sin valorar la tierra que pisamos. Como en un intento de comunicarnos con algo tan inmenso olvidamos lo pequeño que está a nuestro alcance. Siempre deseando y queriendo más... nunca nada es suficiente para nosotros. Hemos construido y pisado más allá de donde nuestros ojos pueden ver y sin embargo no nos damos por vencidos.

Miramos las estrellas, no admirando su belleza, sino deseando ser su dueño. 


¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar